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Área de investigación II: Desigualdades socio-políticas

 

La investigación de las dimensiones sociopolíticas de las desigualdades sociales (Área de investigación II) enfatiza el análisis del poder, en tanto estudia representaciones, experiencias y procesos de negociación (trans)regionales de las desigualdades sociales. Esta perspectiva se inspira fundamentalmente en enfoques de las Ciencias Políticas, la Sociología, la Antropología Social, la Historia y del Derecho.

  • Desigualdad social y construcción de la otredad (otherness): Desde el período colonial la exclusión social en América Latina ha estado fundamentada en la construcción de la otredad cultural, étnica y racial. Categorías como “indio”, “mestizo”, “mulato” y “criollo”, así como construcciones racializadas de género y de clase son medulares a la segregación social y a los procesos de estratificación, en tanto definen la posición de los diferentes grupos de la población en el campo social. Aunado a esto, estas categorías etnicizadas, racializadas y generizadas han tenido influencia en las políticas sociales y en la legislación en materia educativa, de asistencia social o de reducción de la pobreza y de desarrollo urbano, implementadas tanto por el Estado como por actores no estatales. Sin embargo, al mismo tiempo, los movimientos sociales se han apropiado de estas categorías discriminatorias y las han redefinido, dándoles un sentido positivo. Éstas integran en la actualidad el fundamento simbólico y discursivo para nuevas identidades políticas y para protestas contra las desigualdades sociales. Es obvio que estas categorías han sido conformadas dentro de complejos espacios discursivos transregionales y globales. Es necesario preguntarse cómo estas categorías globalmente constituidas son negociadas en América Latina a nivel local y regional, y cómo estas negociaciones modelan procesos de segregación y exclusión social.
  • Estado de bienestar, movimientos sociales y ciudadanía: En Europa los movimientos obreros y otros movimientos sociales han trabajado exitosamente en pos de la institucionalización de proyectos sociales y urbanos. En el siglo XX se crearon garantías sociales en el mercado laboral, fueron complementadas legislaciones sociales a nivel nacional y se institucionalizaron servicios básicos del Estado de beneficencia. En América Latina, en cambio, los movimientos sociales no siempre fueron lo suficientemente poderosos como para que sus luchas políticas fueran integradas al proyecto de construcción de la nación. Solamente pudieron establecer alianzas frágiles y puntos de articulación débiles con el Estado. Debido a esta falta de implementación de derechos económicos y sociales, que fue agudizada notablemente desde la década de 1980 por los programas de ajuste estructural y las medidas de reducción del Estado, crece la participación de organizaciones no gubernamentales en el suministro de educación y otros servicios sociales y de bienestar. Entre los múltiples actores no-gubernamentales se encuentran desde organizaciones comunitarias y de auto-ayuda vecinal hasta movimientos sociales, así como también organizaciones internacionales. Algunos “nuevos” actores han adquirido funciones protagónicas en la negociación de derechos sociopolíticos a nivel local. Este es, por ejemplo, el caso de una gran variedad de actores transnacionales como la Iglesia Católica, las nuevas comunidades evangélicas, institutos internacionales de investigación, así como redes transnacionales de migrantes.
  • Esfera pública y comunicación global: La articulación y negociación de las desigualdades se desarrolla en el marco de la esfera pública. Al mismo tiempo, el mismo acceso a la esfera pública está marcado por desigualdades estructurales, lo cual otorga a los diferentes grupos sociales diferentes posibilidades de alzar su voz y de hacerla oír. El concepto de “esfera pública” se ha desarrollado vinculado al Estado Nacional. Sin embargo, la creciente globalización de los medios de comunicación y particularmente las tecnologías digitales con base en la red global abren nuevas dimensiones para la articulación transfronteriza y transregional de la comunicación. Si bien estos desarrollos no implican necesariamente el establecimiento de una “esfera pública global”, desiguALdades.net explorará qué impactos tiene la participación creciente de voces transnacionales sobre las desigualdades en el acceso a la esfera pública nacional, así como también sobre la negociación de desigualdades.
  • Estructuras legales globales: América Latina ha experimentado en las últimas décadas del siglo XX y la primera década del siglo XXI una ola de democratización formal acompañada de reformas constitucionales y la introducción de nuevos derechos sociales. Sin embargo, cabe preguntarse si los estados nacionales latinoamericanos tienen la capacidad para implementar, de manera efectiva, estos nuevos derechos. Más bien se puede observar que nuevas formas de disposiciones legales, que trascienden los marcos legales nacionales, funcionan crecientemente como fuentes legales y discursivas para reclamar, a nivel local, derechos y garantías de acceso (entitlements) a bienes públicos. Este es el caso del cuerpo de derechos civiles “negativos” que exitosamente fue insertado en el sistema global de derechos humanos. Pero también otros derechos que son legalmente más frágiles, basados, por ejemplo, en cartas de derechos sociales y en agendas de desarrollo de organizaciones nacionales y multilaterales, tienen una creciente influencia sobre disposiciones legales interdependientes. Hasta el momento no se ha analizado de manera sistemática cómo se negocian a nivel local y regional estas titularidades, ni cómo las mismas afectan la desigualdad entre diferentes grupos a nivel nacional y regional, así como entre diferentes regiones del mundo. desiguALdades.net hará hincapié en las interdependencias entre el marco legal modificado, las luchas redistributivas a diferentes niveles y las diferentes concepciones y prácticas de la ciudadanía. El concepto de ciudadanía incluye no solamente el registro completo de los derechos sociales y culturales, sino que comprende adicionalmente una perspectiva subjetiva de los derechos orientada hacia el agenciamiento.
  • Formación estatal e intervenciones internacionales: A través de las políticas y prácticas de sus instituciones, los Estados latinoamericanos, más que aliviado las desigualdades sociopolíticas existentes, muchas veces las han reforzado y perpetuado. Esto se debe a las estructuras sociales subyacentes y a los recursos que constituyeron la base de los procesos regionales de formación de los Estados. Las intervenciones internacionales en el campo de la cooperación internacional, la ayuda humanitaria o las disposiciones de la seguridad transnacional siempre han tenido desde entonces impactos directos sobre los procesos de (re)distribución local de recursos sociales, culturales y económicos. Tales intervenciones pueden reducir los desequilibrios sociales, pero también pueden contribuir a acentuarlos e incluso pueden generar nuevos desequilibrios. Al mismo tiempo, América Latina ha servido y sirve aún hoy como un laboratorio de la modernidad, en el cual las  concepciones y prácticas políticas, institucionales y económicas son puestas a prueba y luego re-importadas.
 

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