Los xinkas históricos habitaron la mayor parte del sureste de Guatemala. Hoy en día, los que se consideran xinkas, habitan pequeños enclaves en los departamentos aledaños a la frontera internacional con El Salvador. Hay, por lo menos, unas 250,000 personas habitando dichos enclaves. Durante el Proceso de Paz en Guatemala (1985-1996), se inició una movilización xinca para promover una mayor participación en la vida sociopolítica del país. Sorprendentemente, el Estado el cual, tradicionalmente se ha considerado ser anti-indígena promovió su organización e invito a sus líderes a participar dentro de cuerpos de toma de decisión política a nivel nacional. Contrario a la posición del Estado, los líderes y las activistas mayas se han opuesto a su participación y los han acusado de ser no auténticos indígenas y de ser oportunistas para agenciarse de dinero de la cooperación internacional. Estos han declarado a los xinkas extintos, argumentando que solamente quedan unos cuantos hablantes de xinka y que sus poblaciones no tienen “ningún rasgo indígena visible”. El liderazgo maya ha sido exitoso en quitar los espacios que los activistas xinkas hablan ganado. La disertación avanza el argumento que la noción esencialista de indigeneidad en Guatemala produce la invisibilización de poblaciones enteras en nombre del individuo/comunidad indígena “real” y “auténtica”. El caso xinka es presentado acá como evidencia empírica de este proceso invisibilizador, pero el argumento puede extenderse a cualquier voz indígena minoritaria en el país. El test de autenticidad impuesto por aquellos líderes indígenas en posiciones de poder produce inequidades dentro de aquellos considerados auténticos y aquellos considerados no auténticos. Así mismo, prácticas sociopolíticas que previenen a aquellos considerados no auténticos de participar en la vida sociopolítica, son exploradas. Se argumentó que el liderazgo maya, el cual actualmente monopoliza la producción y reproducción del indigenismo auténtico en Guatemala, está en una posición de “complicidad estructural” cuando promueve mecanismos de control político que no permiten a las minorías indígenas expresas su propia indigeneidad.